Para que sirve jugar un partido de fútbol si el folklore ahora pasa por la sangre, los golpes y los palos. La violencia es la protagonista, fin de semana tras fin de semana; fecha tras fecha. El fútbol se tiñe de rojo.
En los incidentes del domingo en Vélez no murió nadie (aún queda un hincha internado en muy grave estado), pero eso no le quita el dramatismo a lo ocurrido y por ende resurge la necesidad de buscar una solución a este problema, que se da en las canchas pero es el reflejo de la sociedad argentina.
Hay que empezar. El fútbol es un buen lugar para tomar medidas que se puedan usar de ejemplo en otros ámbitos. Los cánticos, las banderas, los micros y la adrenalina son características de este popular espectáculo deportivo y desde hace tiempo ya migraron a todo tipo de actos. ¿Porqué no comenzar por el fútbol para solucionar la problemática de la violencia? Puede ser contagioso.
Pero si nos vamos a detener a debatir si los barras (esos no son hinchas de ninguna camiseta) tenían cadenas y armas blancas, cuando ya pasaron más de 15 horas y miles de imágenes sobre la violencia en la popular de la parcialidad de River que comprueban que los “hinchas” contaban con estos elementos, desviamos el epicentro del conflicto. Si empezamos por esto no llegamos a nada. Si tenían cadenas, si había cuchillos. Si. ¿Y ahora?
Un aspecto para destacar. Los verdaderos hinchas de River repudiaron a los violentos.
Castrilli dice que "todo está estudiado". Bueno muchachos, tanto la policía como los representantes del Gobierno encargados de la Seguridad en los espectáculos deportivos están bochados.
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