martes, 27 de abril de 2010

Amor en tiempos de guerra

Por Nadia Galán

Guerra, ideología, oficios muy específicos, carnet de baile, amor a primera vista y mucha historia de principio del siglo XX. Norma Drobner nos regala la fantástica historia de amor de sus padres, allá por la década del '20. Ella almacenó en su memoria cada uno de los detalles de este amor que estuvo vinculado con trabajos impensables como el tallado de diamantes, armado del Teatro Colón y las vías de comunicación tanto férreas como informativas en la Argentina.



Enrique nació en Alemania en 1895 y era el menor de tres hermanos. Su alma de viajero y sus ideales socialistas lo fueron alejando de su familia. Recorrió el mundo, desarrolló trabajos exóticos y encontró el amor de casualidad en la Argentina. A poco de finalizar la Gran Guerra, dos países que se habían enfrentado en el campo de batalla, pero ahora se “reconciliaban” con la unión de dos corazones: uno italiano y el otro alemán.

“Mi papá se fue de su casa a los 14 años solo a Bélgica porque era socialista y su papá, que tenía ideales conservadores, no lo quería bajo el mismo techo. Por lo que tengo entendido, mi abuelo tenía una personalidad muy severa y era dueño de una fábrica de cigarrillos que estaba ubicada en una esquina y que después de la guerra quedó destruida. Tenían tres hijos: Uno murió de joven, el segundo era militar y se fue a Estados Unidos y no regresó más porque se enamoró de una enfermera y el tercero era mi papá, a quien mi abuelo echó de la casa por su ideología. Así que perdió a los tres hijos”, cuenta Norma, reconstruyendo su árbol genealógico.



Publicado en Revista CONTÁ Y GANÁ Nº9