martes, 3 de septiembre de 2013

"Vos vendé lo que sea", exigía el falso pastor a Sonia Molina

Con el pelo extremadamente lacio y un maletín oscuro llegó Jesús Olivera a Río Colorado a mediados de 2010. Se presentó como pastor y Sonia Molina lo hospedó en su casa en el barrio de Villa Mitre donde vivía con su hija de 10 años. “Con una gran oratoria, prolijo, pero extraño”, lo recuerdan quienes lo vieron por allí. Al parecer, el único objetivo de Olivera era recaudar dinero para la construcción de una supuesta iglesia. Sonia vendió todas sus pertenencias, “para ser mejor persona”.
“El le hizo vender todo: el auto, la moto, muebles y hasta su casa dos veces”, cuenta Ana María, su cuñada. “Le decía que si se desprendía de sus cosas y ayudaba a la iglesia que iba a construir en Coronel Suárez para los más necesitados ella iba a ser mejor persona, a ser alguien en la vida y que la iba a ayudar a cumplir su sueño de ser abogada”, explica.
La familia de Sonia no confiaba en Olivera y esto hizo que la mujer comenzara a alejarse de ellos. Hasta que se fue, supuestamente, a estudiar a La Pampa. Pero hace tres meses la fiscalía de Choele Choel ordenó la búsqueda de su paradero por una denuncia de estafa. Ella había vendido su casa a dos personas distintas. Ambos la denunciaron.
“Ella estaba muy apurada por vender porque se iba a ir de Río Colorado. A nosotros nos pareció una buena oportunidad. Nos pidió cincuenta mil pesos y al final la vendió a cuarenta. Le dimos en efectivo diez mil y el resto en cheques. Pero a los pocos días me pidió que le cambiásemos los cheques por la plata y lo hicimos”, cuenta Víctor Ansaldo a PERFIL. La venta se realizó en julio pasado y Víctor comenzó a acondicionarla. “Un día aparece un hombre llamado Santiago y nos dice que él había comprado la casa en mayo. Nos mostró la mitad de los papeles de la propiedad, el resto los teníamos nosotros”, explica. Ambos buscaban explicaciones por lo sucedido, pero en ese momento Sonia había desaparecido.
El lunes pasado se conoció lo ocurrido con ella: había estado secuestrada tres meses en la casa de la periodista Estefanía Heit y su pareja, el falso pastor Olivera, en Coronel Suárez. Allí fue víctima de todo tipo de abusos y maltratos. “Hoy es una víctima en Suárez, pero acá tiene pedido de captura. Sólo espero que se recupere y después solucione este problema”, ruega Víctor.
Hoy todos comprenden que esa venta ilegal se debió a la manipulación que ejercía Olivera sobre Sonia, quien la impulsaba a una búsqueda desesperada de efectivo. “Ella lo admiraba”, explicó su mamá Mónica. Y los mensajes de texto que se intercambiaba con Olivera, difundidos por el diario Río Negro, son una muestra de la presión psicológica que sufría. “No sé cómo pero juntá eso que vas a salir adelante. Vos vendé lo que sea”, le ordena Olivera.
Antes le habla del espíritu, la fortaleza y de la ayuda que él le quería dar para que progresara en la vida. “Lo teórico te lo voy a explicar más adelante con tu vida y tu testimonio. Vas a cambiar; vos sólo hacé caso. Nosotros verdaderamente queremos lo mejor y queremos ayudarte, no somos como los demás pastores”. Además le consulta sobre el estado de la venta de unos muebles, lo que le quedaba después de la venta de la casa de Sonia. “¿Te fijaste cuánto vas a pedir? Mirá con la moto y 2 mil compramos un auto. Dictaminamos que este mes hay que comprarlo sí o sí. Entendés, porque no se puede terminar sin auto el año. Vos tenías un auto y se vendió”. Sonia responde que hará lo posible para cumplir el objetivo de la pareja. “Tenés que agarrar un trabajo para llegar, pero si vos no lo crees se nos pasa el mes”, remata Olivera.
Alan fue uno de los vecinos de la familia Molina que conoció a Olivera. “Él entró muy canchero a mi casa, con un maletín. Supuestamente era pastor y productor musical y venía a verme”, recuerda. Le propuso instalar un estudio de grabación en Río Colorado. “El problema era que yo tenía que poner la plata. ‘Es una inversión a futuro, después vas a ver los frutos’, me decía”, cuenta el joven. “Lo terminé echando porque sentí que me estaba cargando. Ahora entiendo porqué no estaba interesado en mi música”.
Publicado en diario Perfil.

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