“Se inundó el corazón del hospital, pero lo vamos a recuperar”. El brillo en los ojos de cada uno de los empleados del Hospital Español de La Plata refleja una mezcla de tristeza y convicción. Imaginan las pérdidas millonarias que significará la recuperación de las máquinas que quedaron bajo el agua, pero muestran su compromiso para poner en orden el lugar para que el edificio de más de setenta años de antigüedad vuelva a funcionar.
“No tuvimos víctimas porque era feriado, porque en el subsuelo siempre hay mucha gente en los consultorios. Rescatamos a un empleado que había quedado atrapado. El agua llegó al techo en poco tiempo”, contó a PERFIL una enfermera. Unos cien pacientes fueron derivados en medio de la lluvia, y la atención médica quedó suspendida.
Las marcas de un agua gris que los sorprendió en segundos decoran por completo las paredes del subsuelo del hospital sobre la calle 9 al 170. Todo está revuelto allí. El martes pasado alrededor de las 17 una correntada violenta llenó la parte baja donde se encuentran consultorios, el buffet, la cocina y las maquinarias de alta tecnología. Todo quedó bajo el agua y de repente se hizo de noche. El generador de electricidad, que también se encontraba en ese lugar, explotó. El caos comenzaba. “Nos sorprendió el agua y de inmediato tuvimos que implementar un plan y reunir un comité de crisis. Las personas que estaban en el subsuelo nadaron para salir porque el agua llegó al techo y empezamos a clasificar a los pacientes según el riesgo que corrían. Los bebés de neonatología y los internados en terapia intensiva fueron los primeros en ser derivados”, narra el director médico, Pedro Belloni. Según relató otro médico a PERFIL, fue el propio jefe de neonatología quien trasladó a los once bebés internados en el sector en su camioneta, en plena madrugada. Todos trabajaron en equipo.
Ecografía, tomografía, hemoterapia, medicina nuclear, dietoterapia son algunos de los servicios que se ofrecían en el subsuelo. Las bombas tardaron 36 horas en desagotar el agua que inundaba el subsuelo, y luego se pusieron a limpiar el lugar los médicos, enfermeros, paramédicos y personal auxiliar. Con barbijos, guantes, secadores y botas se pusieron en campaña para reacondicionar el sector.
Las cifras de las pérdidas económicas podría ascender a US$ 5 millones, arriesgan desde el hospital. “Pero todavía hay que evaluar, esperar que las máquinas se sequen y los técnicos vengan a analizarlas. Tenemos fe en que podremos recuperarlas”, se convence el subgerente del Español, Pablo Navajas, quien recorrió el subsuelo con PERFIL.
El plan es empezar con la atención en consultorios externos, en esta semana, y de a poco ir sumando espacios. “Los gallegos somos testarudos y positivos por eso creemos que en tres meses vamos a poder ser el centro de salud que éramos”, proyecta Navajas. “Estamos preparados para salir de la crisis”, concluyó.
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