Por Gabriel García Márquez
En “El Universal” publiqué mis primeros trabajos periodísticos. Clemente Manuel Zabala era el jefe de redacción. Le expliqué que quería trabajar allí, y que había publicado tres cuentos. Y resultó que él los había leído. Me dijo: “Siéntate y escribe una noticia”. Después la leyó y lo tachó todo, y fue escribiéndola él entre las líneas tachadas.
En la segunda noticia volvió a repetir la misma operación. Las dos se publicaron sin firma, y yo pasé días estudiando por qué cambió cada cosa por otra, y cómo las escribió él. Después ya me fue tachando menos frases, hasta que un día ya no tachó más, y se supone que desde aquel momento yo ya era periodista
Las escuelas de periodismo son importantes para saber lo que es el periodismo, pero no para saber periodismo.
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