Tan solo un remis

Después de luchar con la puerta para poder abrirla, dejaron los bolsos a un costado y ya estaban preparadas para disfrutar de su estadía en un pueblo alejado de la Ciudad.

Está todo listo, estaban todas listas. Maquillaje, perfume y vestimenta adecuada. El reloj marca las 2.30. “La noche está en pañales”, pensaron.

-Voy a llamar al remis para que nos pase a buscar a las 3.

“Desvío de llamada” y “envío fallido”, figuraba en la pantalla del celular cada vez que marcaban el número que les habían pasado en la Terminal.

-02245 4322**, pi, pi “Desvío de llamada”-, otra vez sin respuesta. Una y otra vez, comunicarse con la remisería era imposible.

-Le voy a mandar un mensaje a Roberto, para que me pase otro número.

3.15, no había respuesta. Con ese número seguían desviándose las llamadas y el susodicho no contestaba el mensaje. Sobre la mesa se iluminó el folleto de una pizzería del lugar.

-02245 4569**. Hola, ¿Remis?- (el plan había sido acordado entre todas. La intención era apelar a la inocencia femenina y conseguir un nuevo número de alguna remiseria)

-No.

-Ah, esto no es una remisería.

-No. ¿Quién te dio este número?

-Lo que pasa es que yo no soy de acá y en la Terminal me dieron algunos números de remises, pizzerías... y había agendado éste como el de un remis.

-No, esto no es una remisería (nunca dijo que era una pizzería). Y ¿vos donde estas?

-Acá en General Belgrano. Y ¿no tiene el teléfono de un remis que me pueda pasar?

-Pero, ¿En que parte de Belgrano estás?

-Acá… (-No le digas donde estamos…, se escuchó)- En el barrio Parque.

-No, no tengo el número de ningún remis. Pero…

-Bueno, bueno, gracias y disculpe por la molestia.

Desilusionadas, las chicas veían como su noche se desplomaba y el desenlace más cercano, ahora, parecía ser la cama.

(Marcando el 911) – Hola ¿Remis?

(Al otro día llamaron al número que tenían de la remisería y... las atendieron)