sábado, 27 de diciembre de 2014

"Barreda es un gruñón y yo esperaba que cambiara"

Berta André (77), la pareja de Ricardo Barreda (79), recibió a PERFIL en el PH donde convive con el hombre condenado a perpetua por asesinar a su esposa, su suegra y sus dos hijas en 1992. "No pasan cosas graves entre nosotros, son sólo peleas de convivencia", contó la mujer a raíz del informe que realizó un psicólogo en el que advertía sobre "problemas en el vínculo" entre ellos. La mujer asegura que el odontólogo no la maltrata aunque está "un poco desilusionada" con la relación.
“Ya salgo”, le contestó Berta a PERFIL cuando se le propuso hablar sobre su vínculo con el cuádruple homicida. “Tardé un poco porque me estaba poniendo linda”, se disculpó. Con una sonrisa posó para las fotos en su casa, en el barrio porteño de Belgrano. La mujer, que camina lento, tiene ganas de hablar. Las ideas van y vienen en su cabeza, mientras que Barreda se esconde tras divisar la cámara de fotos por una de las ventanas de la propiedad. “Las cosas están más o menos porque somos muy distintos, igual no pasan cosas graves entre nosotros, son sólo peleas de convivencia”, dice Berta sobre la relación con el odontólogo y aclara: “Es un buen hombre, pero los años fueron pasando y no recibo un aliento con algo. Hay que hacer mucho trabajo con ese muchacho”.
—¿Y usted está cansada?
—No, cansada no, sino que estoy desilusionada de la cosa. Es como cuando un chico está esperando algo del adulto, que le dé un regalo y se porta mal para que le den atención. Bueno, ésa era yo. Esperaba que cambiara y no cambió nunca. Una lástima. El es muy gruñón, vuela una mosca y se enoja.
—¿Pero él la maltrata o en algún momento le pegó?
—No. A veces me insulta, pero yo también puteo, así que no puedo hacer tanta historia. Hoy me porfiaba que teníamos que estar a las tres de la tarde en un lugar y no era así... está grande tiene 80 y pico de años... hay que entender. Yo tengo menos paciencia también. La forma de vestirse que tiene me da rabia: tiene un montón de ropa linda y no la usa, está ahí muerta. Entonces yo le digo: ‘dejá que las use otro’ y se enoja.

Diferencias. En una entrevista con psicólogos, Barreda le informó que no se estaba llevando bien con Berta y que ella tendría problemas neurológicos. Por eso, el juez Raúl Dalto se reunió el jueves pasado con la pareja para escucharla y evaluar la situación. El viernes próximo decidirá si pueden seguir conviviendo.
Por su parte, el abogado del odontólogo, Eduardo Gutiérrez, informó tras la audiencia que ambos desmintieron “tener problemas de convivencia” y explicó que en una visita de una psicóloga su defendido dijo que “sufría agresiones verbales” de parte de Berta.
“Por el momento no nos vamos a separar; mañana no sé. Hay que programar el día a día, capaz se va por ahí, se encuentra una piba de 15 años y no una vieja y chau, que le vaya bien”, dice la mujer que conoció al odontólogo en la Unidad 9 de La Plata, en 1998, cuando iba a visitar a un familiar que estaba detenido allí. Desde entonces comenzaron una relación amorosa y una década después ella salió de garante para que él pudiera continuar su condena en su casa, lugar que comparten hasta la actualidad.
—¿Usted lo quiere?
—Yo no lo conocí mucho como para decir es un amor mío, pero la soledad es fea también. Estoy bien con él, pero a veces pienso si no está buscando alguna cosa para enojarse conmigo. Donde hay dos personas haciendo su trabajo, y si nos llevamos mal, es porque alguna de las dos falla.
—¿Tiene miedo de que le haga algo malo?
—Él se asusta. Cuando me levanto de la mesa y arrastro la silla, él sale atrás mío porque tiene miedo de que me escape, de que me vaya. Yo le digo ‘hombres hay tantos, así que tené cuidado’. Yo me enojo y si me enojo es por algo. El también se enoja, pero es por la vejez.
—¿Barreda le planteó en algún momento la posibilidad de separarse?
—No, él no me dijo nada.
—Entonces, ¿por qué le dijo a los psicólogos que ustedes se llevaban mal?
—¿Dijo eso? Tal vez no cuenta que ahí adentro está escondida otra novedad. Yo no le voy a pegar, no me gustan esas cosas. El está encasillado y yo hice todo lo que tenía que hacer. Si no le gusta...
—¿Qué novedad se esconde?
—Si me engañó voy a tener que cortarle la cabeza.
—¿Barreda la engaña?
—No sé.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Investigan a intendentes de La Pampa por trata de personas

Los actuales alcaldes de Lonquimay, Macachín y 25 de Mayo, y la ex jefa comunal de General Acha están acusados de proteger prostíbulos.

Cuatro intendentes de La Pampa son investigados por la Justicia por su presunta participación en el delito de “trata de personas”. Según consta en la investigación judicial desde su lugar de funcionarios públicos habrían dado carácter legal a locales nocturnos donde casi todos sabían que se ejercía la prostitución. Fuentes judiciales consultadas aseguraron a PERFIL, que uno de ellos está procesado y otro tiene una condena por una acusación similar.
Luis Rogers, jefe comunal del partido de Lonquimay; Jorge Cabak, de Macachín; David Bravo, de Colonia 25 de Mayo, y María Elena García, de General Acha, son los alcaldes que están en la mira de la Justicia. La jueza federal Iara Silvestre procesó a Rogers como “partícipe necesario en el delito de trata de persona” y por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Además, le tomó indagatoria a Cabak y aún debe resolver su situación. Ayer estaba pautado que se le tomara declaración a Bravo, pero su abogado presentó un escrito y se pospuso la audiencia para el 2 de octubre. Mientras que la única mujer de esta nómina fue absuelta por la magistrada, aunque el fiscal Juan Baric apeló y aún no quedó desligada de la causa.
PERFIL intentó comunicarse con los acusados pero García y Bravo no respondieron los llamados, mientras que Cabak y Rogers prefirieron “no hablar del tema” porque “ya lo hicieron ante la Justicia”.
La causa más avanzada es la de Rogers. “Para esta resolución consideré que, si bien el local estaba habilitado conforme a la legislación municipalidad vigente, él conocía que allí había mujeres sometidas a la prostitución y, a pesar de ese conocimiento, no arbitró los medios necesarios para procurar la clausura, revocar la habilitación y denunciar esta situación”, explica la jueza a este diario. Lo mismo corre para el resto de los intendentes que están siendo investigados.

Fuera de control. En 1937 se sancionó la Ley 12.331 que prohibió la habilitación de prostíbulos. Sin embargo, estos lugares, donde se ejercía la prostitución, siguieron funcionando bajo el nombre de whiskerías, cabarets, clubes nocturnos o resto-bar. En 2008 en La Pampa había 35 locales.
“Para entonces era alarmante la cantidad de mujeres explotadas que había, por eso promovimos una ordenanza para cerrar los prostíbulos. El resto de las localidades empezaron a sumarse a esta medida”, explicó a PERFIL Mónica Molina, quien entonces era subdirectora de Políticas de Género de Santa Rosa. Se estableció el plazo de un año para que cada municipio regularizara esta situación. 
"Un cabaret es un lugar de contención espiritual, de satisfacción y de alegría para gente que busca tener un rato de esparcimiento”, dijo por entonces Rogers a Radio Noticias -según publicó el diario La Arena-, en contraposición a la medida. En este municipio funcionaba Good Night, una whiskería ubicada a la vera de la Ruta 5, y en octubre de 2009 una joven santiagueña denunció que había sido secuestrada y obligada a prostituirse.
Bravo es el alcalde de Colonia 25 de Mayo y en su historial judicial figura una condena a siete meses por el delito de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”, luego de las irregularidades detectadas en la habilitación del cabaret El Rancho. La sentencia no está firme porque su abogado defensor apeló la decisión. Ahora el fiscal Baric lo investiga por habilitar otro local con similares caraterísticas: Venus.
En agosto de 2011, el tucumano Raúl Lobo denunció que su mujer era obligada a ejercer la prostitución en el cabaret La Chicho Show, en la localidad de Macachín. Ese local habría sido habilitado por el intendente Cabak. En General Acha, y durante la gestión de García (renunció en noviembre de 2011), funcionaba El Delfín, un prostíbulo que fue allanado el 8 de noviembre de 2011. Allí rescataron a dos mujeres. El fiscal apeló la resolución que sobreseyó a García porque consideró que “es descabellado pensar que no sabía lo que sucedía porque, al igual que el caso de Cabak, son localidades muy chicas y todo el pueblo sabía que en esos lugares se buscaban chicas para tener sexo”, explicaron desde su entorno.
“Macachín –describe Molina– es una localidad próspera por sus harineros y salinas. Además es cercana a las rutas que conducen a Buenos Aires y culminan en la costa. Justamente se comprobó que los tratantes tenían comercios en ciudades balnearias. Si la Justicia se comprometiera como se hizo en La Pampa sería infinita la cantidad de intendentes que deberían ser juzgados”


LA PISTA DE MARITA VERÓN 

Hasta La Pampa llegó Susana Trimarco desde Tucumán buscando a su hija Marita Verón, desaparecida en 2002. Es que una víctima de trata había dicho que compartió cautiverio con la joven en La Chicho Show, el prostíbulo de la localidad de Macachín. Sin embargo, el resultado no fue el esperado: no encontraron rastros de Marita. Según denunció Trimarco, el dueño del prostíbulo habría retenido por unos meses a Marita en ese lugar, aunque la Justicia nunca pudo confirmar esta versión. Lo cierto es que la jueza federal Iara Silvestre procesó por el delito de trata de personas al propietario del lugar, a su aparente socio, a un ex concejal del Partido Justicialista, a un remisero que se ocupaba del traslado de las víctimas, a un hombre que “regenteaba” el trabajo de algunas mujeres y su hijo, en este caso como partícipe necesario. “Geográficamente La Pampa se puede considerar un lugar de paso por las rutas que unen el sur con el norte y viceversa, pero los hechos han demostrado que es un lugar de estadía”, explicó la magistrada a PERFIL. “Durante muchos años existieron ordenanzas municipales que autorizaban el funcionamiento de locales nocturnos a pesar de que estaba vigente la Ley 12.331 que prohíbe las casas de tolerancia en la Argentina, pero era una ley que había caído en desuetudo (que no se usa más). La provincia ahora se ha adecuado a la legislación nacional y los tratados internacionales, pero creer que con esta adecuación ha desaparecido este delito es lo peor que podemos hacer”.

Publicado en Diario Perfil.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Indemnizan con US$ 100 mil a cinco menores condenados a cadena perpetua

Cometieron los delitos cuando tenían menos de 18 años, pero fueron penados como mayores. Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Estado violó los derechos de la infancia. 
Crédito: Cedoc Perfil.

El Estado nacional deberá indemnizar con 102.693 dólares, más de un millón de pesos al cambio oficial, a cinco jóvenes que fueron condenados a prisión perpetua por delitos que cometieron cuando eran menores de edad. Es que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) declaró al Estado argentino “internacionalmente responsable” por las violaciones a los derechos humanos cometidas contra ellos en mayo de 2013, y el jueves pasado la presidenta Cristina Fernández publicó en el Boletín Oficial un decreto que anunciaba el pago del dinero.

César Mendoza, Claudio Núñez, Lucas Mendoza, Saúl Roldán Cajal y Ricardo Videla Fernández fueron condenados a la pena máxima entre 1997 y 2002. Pero se trata de una pena que la Convención de los Derechos del Niño (incorporada a la Constitución argentina en 1994) prohíbe que sea aplicada a menores de edad. Estas sentencias fueron apeladas por los abogados defensores, pero ninguna de las entidades avaló el pedido de “inconstitucionalidad” de la condena. De modo que los abogados Stella Maris Martínez y Fernando Peñaloza recurrieron al organismo internacional. La CIDH (que trabaja sobre otros siete casos) se expidió a favor de los jóvenes el 14 de mayo de 2013, por considerar que esa pena “no cumple con la finalidad de la reintegración social de los niños”.
El final de esta cuestión llegó con la publicación en el Boletín Oficial del Decreto 1455/2014, que dispone “el pago en efectivo” de la sentencia dictada por la CIDH de “102.693 dólares como indemnización por daño material e inmaterial a favor de las víctimas del caso”.

Casos. César Mendoza pasó 16 años preso. Esa misma edad tenía cuando fue detenido acusado de haber matado a un policía. “Cuando era chico iba a fútbol y natación, pero después me junté con chicos que no hacían las cosas bien y me metí. Ellos tenían plata siempre, eran conocidos y yo también quería ser popular”, recuerda esos años oscuros en diálogo con PERFIL. “Estuve tres años haciendo esas cosas malas y me salió mal”.
El próximo lunes cumple dos años en libertad y 11 meses desde que está trabajando como albañil. “Estoy arrepentido de todo lo que hice, pero en ese momento estaba como muerto en vida porque no me importaba nada de lo que pasaba. Nada. Pero cuando recuperé la libertad volví a nacer”, asegura.

En la madrugada del 21 de enero de 1997, Lucas Mendoza (que no es pariente de César) fue detenido en Fuerte Apache luego de cometer dos homicidios en un raid delictivo. Tenía 16 años. En 2009 escapó del penal de Ezeiza en una fuga que puso en la mira a los guardias del Servicio Penitenciario Federal, porque Mendoza se fue corriendo en el momento en que estaba llevando una carretilla cargada de basura del corral de cerdos que limpiaba como parte de un taller. Lo curioso es que estaba casi ciego por un desprendimiento de retina que había sufrido producto de un golpe. Un año después fue recapturado, y por su ceguera, más tarde, beneficiado con prisión domiciliaria. “Me resulta difícil explicar con palabras lo que siento, lo que pienso. Hay un dato que quiero destacar: me condenaron a una pena que era mayor a la edad que yo tenía. Mi vida se quedó en el tiempo, me siento una persona totalmente disocializada”, escribió en una carta en mayo de 2011. Quedó en libertad dos años después.

En Fuerte Apache también fue detenido Claudio Núñez, que vivía en otra de las torres del complejo habitacional. Con 17 años, tenía sobre su espalda el peso de cuatro asesinatos en ocasión de robo y el de su propio padre cuando lo descubrió violando a una de sus hermanas. “Con Claudio salimos un sábado a las 17 del penal de General Pico. Había sol. Caminamos, nos compramos una gaseosa, fuimos de shopping, tomamos helado. Estaba en libertad”, recuerda César Mendoza. “Hoy pido perdón por lo que hice y agradezco haber tenido la suerte de poder cambiar”.

Cristian Roldán Cajal fue el último menor de Argentina que fue condenado a perpetua por un homicidio cometido en Mendoza. Su condena fue modificada tras un “recurso de revisión” por una pena de 15 años, pero a fines del año pasado fue nuevamente condenado a perpetua acusado de haber matado a un interno dentro de un penal. El último caso es el de Ricardo Videla Fernández, que apareció ahorcado con un cinturón en su celda, el 21 de junio de 2005. Tenía 20 años y su familia no cree en la versión del suicidio (ver aparte). Había sido condenado por la Justicia mendocina por matar a un repartidor y un remisero. Escapaba de distintos institutos de menores, pero al poco tiempo volvía a caer. A pesar de que falleció hace nueve años, su familia recibirá la indemnización.


LA EXTRAÑA MUERTE DE UNO DE LOS ACUSADOS 

El caso de Ricardo Videla fue el primero en llegar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Pero en 2005 apareció sin vida, con un cinturón en el cuello, en una celda del módulo 11 de máxima seguridad de la Penitenciaría de Mendoza. Uno de los peritos determinó que el joven, de entonces 20 años, no se colgó ni fue colgado sino que fue ahorcado desde atrás. “Deseo que me digan que lo mataron, que él no se mató. Sé que no lo hizo. Aunque el único testigo que tengo es Dios. Pedí que se investigue porque un médico asegura que murió por asfixia”, dijo la madre de Videla, Stella Maris Fernández, al Diario Universal de México. La CIDH pidió reabrir la causa por esta muerte, que ya estaba archivada.
“Todos los recuerdos que tengo de él nunca se me van a olvidar. Cada vez que lo iba a ver estaba con su sonrisa y su fuerza, y no quería demostrarme nada malo. Siempre luchó para salir con vida de ahí adentro”. Stella Maris tuvo seis hijos: tres, con Ricardo, fallecieron. Uno fue ejecutado en la calle por un ajuste de cuentas, y otro murió acuchillado dentro de un penal.

Publicado en Diario Perfil

jueves, 15 de mayo de 2014

Sonia Molina: "Si quedan libres no me sentiré segura en ningún lado"

La mujer que habría sido torturada por la periodista Estefanía Heit y el pastor Jesús Olivera asegura estar preparada para enfrentarlos.

Sonia Molina está expectante por el comienzo del juicio contra el pastor y la periodista de Coronel Suárez acusados de haberla mantenido en cautiverio durante tres meses, de maltratarla y hasta de abusar sexualmente de ella en reiteradas ocasiones. “Ellos van a querer quedar en libertad, pero mi meta es que eso no ocurra. Estoy preparada para escuchar que me denigren”, dice tajantemente la mujer, quien asegura que todavía la persigue el perfume de sus supuestos captores.
A partir de mañana, la periodista Estefanía Heit y su marido, el pastor Jesús Olivera, estarán sentados en el banquillo de los acusados y se reencontrarán con Sonia Molina. La mujer oriunda de Río Colorado viajará hoy con destino a Bahía Blanca para volver a estar cara a cara con sus supuestos captores en los tribunales de esa ciudad. “Necesito que se realice este juicio para ponerle fin a esta historia y retomar mi vida”, se sincera en una entrevista exclusiva con PERFIL. Siente que aún no pudo recuperar su vida; apenas trabaja, y todavía no sale sola de su casa.

“Yo tengo en mi mente todo lo que me hicieron. No necesito repasar lo vivido porque todavía sueño con cada una de las cosas que me pasaron y todos los días siento que me persigue el aroma de sus perfumes”, describe desde su casa, donde vive con su mamá.
—¿Cómo se prepara para el inicio del juicio?
—Intento estar con los pies sobre la tierra y lo más tranquila posible. Sé que van a decir un montón de cosas y que me van a desacreditar, pero yo voy a ir con la verdad, la que puedo repetir todas las veces que me lo pidan. Ellos van a querer, como es lógico, quedar en libertad, pero mi meta es que no sea así.
—¿Está preparada para volver a estar frente a ellos?
—Creo que sí, pero no sé cómo voy a reaccionar cuando los vea. Va a ser chocante estar de nuevo tan cerca, y seguramente me va a retrotraer a todo lo que pasó. Me va a generar una mezcla de sensaciones, no sólo verlos a ellos sino también regresar a Bahía, donde estuve internada. También tengo claro que ellos tratarán de denigrarme de la mejor manera para terminar bien parados, pero yo me preparé para escuchar lo peor que tienen pensado declarar sobre mi persona. Igual, lo malo que me puede pasar es que queden libres.
—En la entrevista que la pareja le dio a PERFIL, aseguran que fue una causa armada por una investigación que Heit estaba haciendo sobre supuestos vínculos entre el entonces intendente Ricardo Moccero y el narcotráfico, y la acusan de mentir en su denuncia. ¿Qué piensa al respecto?
—Lo que tengo claro es que de mi parte no hay nada armado, porque ellos me iban a mutilar y logré escapar antes. Sí es cierto que Estefanía hablaba del intendente, sus investigaciones y los supuestos vínculos con el narcotráfico y la ONG Visión XXI (N. de R.: organizada entre Olivera, Heit y Molina con la intención de instalar una sucursal en la ciudad natal de la víctima); teníamos la intención de terminar con las mafias y las injusticias. Pero ellos se contradicen desde el momento
en que, teniendo una asociación que iba en contra de lo ilegal, me hicieron todo esto a mí.
—¿Les tiene miedo?
—El miedo extremo lo tuve durante los tres meses que estuve cautiva en Suárez, aunque estoy convencida de que ellos no actúan solos. Por eso, las pocas veces que salgo tomo precauciones. Siento que en cualquier momento pueden tomar represalias en mi contra, ellos mismos o su gente. Obviamente me genera mayor temor Olivera porque fue el que me atacó durante el cautiverio, pero los dos actúan con la misma perversidad. Los dos son uno.
—¿Sabe que una de las posibilidades es que Heit y Olivera queden en libertad?...
—Estoy preparada para todo. Si quedan libres, se va a multiplicar el temor que les siento y mi vida comenzará a ser terrorífica. Hoy por hoy aún les tengo miedo, estando ellos presos; imagínese si llegan a quedar libres. Estuvieron a punto de matarme y ahora lo podrían llevar a cabo. Si salen de la cárcel, no voy a poder escapar de ellos y no me sentiré segura en ningún lado.
—¿Que pasará después del juicio?
—Tengo un montón de cosas por resolver, como las demandas penales por la venta de una casa dos veces. Además, sueño con tener un hogar para recuperar la tenencia de mi hija. Pasó un año y medio de todo esto y todavía no pude recuperar mi vida social: sigo encerrada en mi casa porque tengo miedo, y no logré recuperarme físicamente. Más allá de las limitaciones que me quedaron en el cuerpo, me va a llevar más tiempo pensar en metas a futuro. Empecé por aceptar que no voy a volver a ser la persona que fui por los golpes que recibí, pero trato de ser realista y positiva para poder seguir. El final del juicio será el comienzo de una nueva vida.
—¿Está conforme con la investigación?
—No, porque creo que hay mucha gente detrás de ellos y no se investigó todo lo que aporté. Si Heit y Olivera quedan libres, la Justicia no es buena.


Fuente: Diario Perfil 

miércoles, 9 de abril de 2014

Estefanía Heit dice que "no pretende" que la gente le crea

La periodista está presa por el secuestro y abuso de una mujer. Sueña con su libertad.



Los dedos de ellos están entrelazados y sólo liberan las manos para agarrar parte del expediente marcado con resaltador que reposa sobre la mesa. La periodista Estefanía Heit y el pastor Jesús Olivera se defienden en el interior de la cárcel que los une. “No pretendo que la gente nos crea”, asegura ella, que habla por primera vez después del escándalo que provocó el presunto secuestro y abuso que sufrió Sonia Molina en una casa de Coronel Suárez.
Según Estefanía, la víctima es una impostora que “mintió”, y en eso radica su sueño por recuperar la libertad cuando termine el juicio que comenzará en el mes de mayo.
La periodista está alojada en el “sector viejo” de la unidad penitenciaria de Villa Floresta, en Bahía Blanca, y comparte celda con una ex policía. Olivera se encuentra en el complejo nuevo, destinado a los varones. Allí fue trasladado desde el penal de Saavedra por pedido de sus abogados Claudio Lofvall y Leonardo Gómez Talamoni. El régimen les permite encontrarse tres días por semana desde las 8 de la mañana hasta las 16.
Heit recibe a PERFIL en una pequeña oficina que no tiene aspecto de cárcel. Su marido la acompaña. No le saca la mirada y asiente con la cabeza cada una de las afirmaciones de su mujer. “Nosotros no pretendemos que la gente nos crea porque con la gran cantidad de cosas que se dijeron de nosotros es muy difícil revertir esa situación. Lo que sí pretendemos es que las cosas que se hicieron mal se paguen como corresponde. Como la Justicia lo hizo con nosotros, que lo haga con la fiscal (por María Marta Corrado), el intendente (Ricardo Moccero) y Sonia Molina, por las mentiras que dijo”, dice la periodista que, antes de ser detenida, conducía el noticiero central del canal de cable de Coronel Suárez.
Heit está presa al igual que su pareja a partir de la denuncia que realizó Molina, en noviembre de 2012. La mujer detalló que permaneció tres meses secuestrada por el matrimonio y que logró escapar de la “casa del horror” gracias a un descuido de Olivera, su supuesto cuidador, quien la maltrataba, violaba y obligaba a comer comida para perros.
Heit recordó que el vínculo que los unía con Molina era el objetivo que tenían en la ONG Visión XXI y el hecho de “compartir principios evangélicos”. Supuestamente tenían pensado crear una sucursal de la asociación cerca de la casa de Sonia, en Río Colorado. Por eso se reunían en Suárez.
Sin embargo, todo cambió a partir de la huida de Molina, en medio de un perverso cautiverio en la casa de la pareja. “Ella sale a la calle y nadie la cuestiona, y eso es una gran ventaja porque le da la potestad de hacer lo que quiera. La gente, la fiscal y los medios la santificaron tanto que ella se cree indestructible. A nosotros nos pasearon por la ciudad como si hubiesen capturado a los monstruos del mundo”, dice Heit a PERFIL. “Pero nosotros –agrega– no tenemos derecho ni a querernos porque se nos cuestiona que yo lo ame y que él me ame y eso que somos un matrimonio consolidado hace cuatro años pese a todo”.
—¿Por qué razón Molina denunciaría todas esas aberraciones si no existieron?
Olivera: Nosotros no sabemos cuál fue el objetivo, pero tenemos miles de hipótesis. La más fuerte es que después de que la Policía la detiene en la ruta para decirle que tiene una denuncia en su provincia, por estafa, ya que vendió dos veces una propiedad, en su contra, ¡oh, casualidad!, le pasa todo. Ella pidió que nos saquen plata.
—¿Piensan volver a Coronel Suárez si la Justicia resuelve que son inocentes?
Heit: Nosotros vamos a volver para recuperar a nuestros perros, porque eran nuestra familia. Nosotros no teníamos hijos por elección, pero teníamos cinco perros que estaban en perfectas condiciones. Igual, no pensamos qué vamos a hacer en el futuro, sino que tratamos de vivir el día a día y superar esta situación minuto a minuto, la cual nos destruye completamente. Nos han humillado.
En la entrevista, Estefanía se muestra como víctima y asegura creer en la Justicia. “Creemos en la Justicia porque nunca dejamos de creer en Dios. Creemos más en la justicia divina que en la del hombre, pero esperamos que evidencien todas estas cosas en el marco del juicio. Que todos se hagan cargo de las cosas porque nosotros nos tuvimos que hacer cargo de hechos que nunca hicimos. Yo creo que vamos a salir en libertad, estoy esperanzada en eso”, dice ella sin soltar la mano de su marido. Segundos después se despiden. Cada uno regresa a su celda y a su rutina
en la cárcel, donde las horas pasan más lentas.