sábado, 27 de diciembre de 2014

"Barreda es un gruñón y yo esperaba que cambiara"

Berta André (77), la pareja de Ricardo Barreda (79), recibió a PERFIL en el PH donde convive con el hombre condenado a perpetua por asesinar a su esposa, su suegra y sus dos hijas en 1992. "No pasan cosas graves entre nosotros, son sólo peleas de convivencia", contó la mujer a raíz del informe que realizó un psicólogo en el que advertía sobre "problemas en el vínculo" entre ellos. La mujer asegura que el odontólogo no la maltrata aunque está "un poco desilusionada" con la relación.
“Ya salgo”, le contestó Berta a PERFIL cuando se le propuso hablar sobre su vínculo con el cuádruple homicida. “Tardé un poco porque me estaba poniendo linda”, se disculpó. Con una sonrisa posó para las fotos en su casa, en el barrio porteño de Belgrano. La mujer, que camina lento, tiene ganas de hablar. Las ideas van y vienen en su cabeza, mientras que Barreda se esconde tras divisar la cámara de fotos por una de las ventanas de la propiedad. “Las cosas están más o menos porque somos muy distintos, igual no pasan cosas graves entre nosotros, son sólo peleas de convivencia”, dice Berta sobre la relación con el odontólogo y aclara: “Es un buen hombre, pero los años fueron pasando y no recibo un aliento con algo. Hay que hacer mucho trabajo con ese muchacho”.
—¿Y usted está cansada?
—No, cansada no, sino que estoy desilusionada de la cosa. Es como cuando un chico está esperando algo del adulto, que le dé un regalo y se porta mal para que le den atención. Bueno, ésa era yo. Esperaba que cambiara y no cambió nunca. Una lástima. El es muy gruñón, vuela una mosca y se enoja.
—¿Pero él la maltrata o en algún momento le pegó?
—No. A veces me insulta, pero yo también puteo, así que no puedo hacer tanta historia. Hoy me porfiaba que teníamos que estar a las tres de la tarde en un lugar y no era así... está grande tiene 80 y pico de años... hay que entender. Yo tengo menos paciencia también. La forma de vestirse que tiene me da rabia: tiene un montón de ropa linda y no la usa, está ahí muerta. Entonces yo le digo: ‘dejá que las use otro’ y se enoja.

Diferencias. En una entrevista con psicólogos, Barreda le informó que no se estaba llevando bien con Berta y que ella tendría problemas neurológicos. Por eso, el juez Raúl Dalto se reunió el jueves pasado con la pareja para escucharla y evaluar la situación. El viernes próximo decidirá si pueden seguir conviviendo.
Por su parte, el abogado del odontólogo, Eduardo Gutiérrez, informó tras la audiencia que ambos desmintieron “tener problemas de convivencia” y explicó que en una visita de una psicóloga su defendido dijo que “sufría agresiones verbales” de parte de Berta.
“Por el momento no nos vamos a separar; mañana no sé. Hay que programar el día a día, capaz se va por ahí, se encuentra una piba de 15 años y no una vieja y chau, que le vaya bien”, dice la mujer que conoció al odontólogo en la Unidad 9 de La Plata, en 1998, cuando iba a visitar a un familiar que estaba detenido allí. Desde entonces comenzaron una relación amorosa y una década después ella salió de garante para que él pudiera continuar su condena en su casa, lugar que comparten hasta la actualidad.
—¿Usted lo quiere?
—Yo no lo conocí mucho como para decir es un amor mío, pero la soledad es fea también. Estoy bien con él, pero a veces pienso si no está buscando alguna cosa para enojarse conmigo. Donde hay dos personas haciendo su trabajo, y si nos llevamos mal, es porque alguna de las dos falla.
—¿Tiene miedo de que le haga algo malo?
—Él se asusta. Cuando me levanto de la mesa y arrastro la silla, él sale atrás mío porque tiene miedo de que me escape, de que me vaya. Yo le digo ‘hombres hay tantos, así que tené cuidado’. Yo me enojo y si me enojo es por algo. El también se enoja, pero es por la vejez.
—¿Barreda le planteó en algún momento la posibilidad de separarse?
—No, él no me dijo nada.
—Entonces, ¿por qué le dijo a los psicólogos que ustedes se llevaban mal?
—¿Dijo eso? Tal vez no cuenta que ahí adentro está escondida otra novedad. Yo no le voy a pegar, no me gustan esas cosas. El está encasillado y yo hice todo lo que tenía que hacer. Si no le gusta...
—¿Qué novedad se esconde?
—Si me engañó voy a tener que cortarle la cabeza.
—¿Barreda la engaña?
—No sé.